El dolor por la pérdida de un ser querido es horrible porque te quedas con un pedacito de esa persona, recordando momentos, los que tuviste y los que te gustaría vivir de nuevo. Siempre he pensado que la muerte es peor, sin duda, para los que se quedan.
Y así lo demuestra la siguiente composición que ha llegado a mí de una alumnas de nuestro centro. Hoy, 21 de marzo, Día de la Poesía, es un buen momento para disfrutarla.
“Ojos de otoño” tiene una sensibilidad especial y muestra en su siguiente poema el sentimiento descarnado por la pérdida y su catarsis final por el recuerdo de esa persona querida que la ha acompañado hasta el momento de su partida.
Espero recibir más composiciones que seguiré enviando en su nombre al periódico.
Miriam del Castillo Benítez (Profesora de LCL)
El vacío que dejaste
Mis huesos se quedaron fríos;
Mi piel sentía escalofríos;
Mi alma hundida en un vacío;
Y mi vida algo perdió.
Todavía puedo ver tu figura en la silla;
Puedo ver cómo dormías;
Mis recuerdos se inundan;
Y caigo en un vacío eterno.
Mi vida se siente más pesada;
Más acelerada;
Pues mi mente constantemente;
Reproduce tu imagen cuando estabas
presente.
Allá donde estés te doy las gracias por
Todo;
Por haberme enseñado de todo;
Por ser mi ángel;
Por estar presente aunque faltes.
Ojos de otoño
En el siguiente audio pueden disfrutar de una versión especial musicada que nos ha hecho llegar el profesor Jesús Ramírez Domínguez del departamento de Geografía e Historia, quien la ha convertido en una hermosa canción: